1. No moler tu café al momento
Si hay un único consejo que puedo darte, es este: consigue un molinillo de café para tu casa. Tener café recién molido marcará una gran diferencia. En otro artículo expliqué por qué no deberías comprar café premolido y por qué es mejor comprarlo en lugares donde lo muelan al momento, pero quiero ir más allá.
Entre el café recién molido y el molido hace una o dos semanas, la diferencia es abismal. Te invito a comprobarlo: utiliza el mismo café, muele una parte y déjala reposar durante una semana. Luego prepara dos tazas, una con el café recién molido y otra con el molido de hace días. La diferencia en aroma e intensidad de sabores te hará salir corriendo a comprar un molino de café.
Eso sí, evita los molinillos de cuchillas a toda costa. Estos cortan de forma irregular los granos, resultando en una taza con una acidez y un amargor punzantes y una bebida muy aguada y sin cuerpo. Invierte en uno de muelas, que asegura una molienda uniforme, algo esencial para conseguir una taza rica y balanceada.
2. No limpiar bien tu cafetera
¿Limpias tu cafetera después de cada uso? Si no lo haces, este es otro error crítico. Los aceites y residuos que el café deja en tu cafetera no solo afectan el sabor, sino que con el tiempo pueden generar notas rancias y amargas en tu taza.
Piensa en tu cafetera como en una sartén: no la usarías dos veces sin lavarla, ¿verdad? Recuerdo cuando limpié por primera vez la cafetera italiana de mi abuela. Ella no sabía que el filtro tenía una goma que podía desmontarse, y ese filtro llevaba décadas acumulando residuos y fue un gran descubrimiento en casa. Muchos clientes que vienen a la tienda del Club del Café, cuando me han preguntado por la limpieza de las cafeteras se sorprenden porque también desconocían que una moka se puede limpiar por dentro.
Por eso, la limpieza regular de tu cafetera, sea cual sea la tuya, es imprescindible para disfrutar de una taza impecable.
3. Calentar demasiado la leche
Si eres amante de los capuchinos o el café con leche, presta atención a la temperatura de tu leche. No calientes la leche por encima de los 70°C. A esta temperatura, las proteínas de la leche se degradan y pierde su dulzor natural, El resultado es una bebida que pierde equilibrio y deja una sensación quemada en el paladar.
La solución es simple: utiliza un termómetro para controlar la temperatura o aprende a reconocer el punto ideal al tacto (cuando la leche esté caliente pero no te queme). También puedes precalentar tu taza con agua caliente para mantener la temperatura de tu bebida por más tiempo sin necesidad de sobrecalentar la leche. Así conseguirás una bebida dulce y equilibrada, sin quemarte la lengua.
4. Usar agua del grifo
El agua constituye alrededor del 90 % de una taza de café, pero pocas personas le dan la importancia que merece. El agua del grifo, aunque apta para el consumo, puede contener minerales, cloro y otras partículas que provienen de los kilómetros de tuberías que recorre el agua hasta nuestras casas y que alteran el sabor de tu café.
Opta por agua filtrada con un residuo seco entre 100 y 200 mg/l. Este rango asegura un equilibrio ideal: si el agua es demasiado dura (con alto contenido de minerales), puede sobreextraer sabores indeseados; si es demasiado blanda, puede dejar el café plano y sin vida.
Si prefieres una solución a largo plazo, puedes invertir en filtros domésticos diseñados para mejorar la calidad del agua. Podrás utilizar agua del grifo filtrándola tú mismo y así reducir su contenido en todos estos componentes que empeoran nuestro café.
5. Utilizar café de baja calidad
Todo lo anterior pierde sentido si utilizas un café comercial o, peor aún, un torrefacto.
Si estás leyendo esto, probablemente ya te suene el término “café de especialidad”. Estos cafés ofrecen una calidad superior en sabor, aroma y experiencia, haciendo que valga la pena aplicar todos los consejos anteriores.
Usa un café que realmente disfrutes y aprecies por sus matices únicos. No tiene que ser el más caro, sino uno que te haga sentir la diferencia de un café especial y rico de verdad. Al seguir estos consejos, podrás preparar un café que no solo deleite tus sentidos, sino que también impresione a tus invitados.
Si ya pones en práctica todo esto, ¡felicidades! Formas parte del grupo de personas que entienden y disfrutan el arte de preparar un buen café.
ESCRITO POR IAGO MEDRAÑO (BARISTA EN CLUB DEL CAFÉ)
Te animo a estar pendiente de los próximos artículos y a compartirlos con tus amigos cafeteros para seguir explorando los temas más interesantes sobre el café de especialidad. Cada vez son más quienes, tanto en España como en el resto del mundo, no buscan solo cafeína para despertar, sino que desean disfrutar de los sabores únicos que, hasta hace poco, eran desconocidos para la mayoría de los amantes del café.