Inventada en 1941 por el químico alemán Peter J. Schlumbohm, la Chemex es mucho más que una cafetera.
Su estructura simple y sofisticada y sus materiales no sólo obedecen guías de diseño, sino que también toman en consideración los procesos físico-químicos para hacer un buen café. En primer lugar, su cuerpo de vidrio de borosilicato no poroso evita que los residuos químicos alteren el sabor del café, asegurando una infusión pura. En segundo lugar, el cuello de madera pulida sirve como un aislante térmico para poder agarrar la cafetera sin quemarse.Por último, la forma de reloj de arena no es un mero diseño minimalista, sino que también es una forma que optimiza la extracción del café.
Desde su creación, el diseño de la Chemex ha permanecido prácticamente inalterado, lo que demuestra su eficacia y atemporalidad. Incluso ha sido reconocida por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, donde se exhibe como una pieza de arte funcional.
Además de la propia cafetera, la Chemex utiliza filtros patentados más gruesos que los estándares. Estos filtros eliminan aceites y sedimentos, garantizando una taza de café limpia y sin acidez. Esta innovación, combinada con su proceso de preparación manual, permite a los usuarios controlar cada detalle del café que preparan.
Hoy en día, la Chemex sigue siendo un símbolo del café de especialidad y un objeto de deseo entre baristas y amantes del buen café.