- Escoger un café que nos ofrezca información sobre el grano y su trazabilidad. Saber el origen, la variedad de la planta y el año de cosecha es interesante, cuanta más información tengamos sobre el café que compramos mayor posibilidad de que sea un café de alta calidad.
- Es importante comprar el café en grano y molerlo justo antes de prepararlo para que no se oxide y pierda frescura.
- Molerlo con el grosor adecuado: fino, grueso o intermedio dependiendo de la cafetera o el modo en el que lo vayas a preparar.
- Si aún no tienes un molino en casa, cómpralo recién molido e intenta guardar el café en su envase original. Si lo mueves a otro recipiente expones el café molido al oxígeno y el olor y sabor desaparecerá más rápido.
- El café recién molido debe consumirse cuanto antes, por eso te recomendamos comprar pequeñas cantidades a tu tostadero local.
- Calcular la proporción de agua y café antes de prepararlo. Por lo general, la proporción ideal; es de 60gr de café molido por litro de agua.
- Controla el tiempo de infusión. Dependiendo del método que utilices tendrás que dejarlo infusionar un tiempo u otro.
- Te aconsejamos que uses cronómetro y una báscula de precisión. Para aprender a regular tu molienda u conocer bien las proporciones es necesario medir los parámetros de la infusión.
- Utilizar agua con un sabor neutro, sin olor a cloro o tierra. cal. No debe ser ni excesivamente dura ni blanca: total de minerales (o dureza) entre 100 y 200 ppm. Su pH ideal debe ser de 7.
- Si utilizas agua del grifo y dependiendo en la zona donde vivas quizás tengas que utilizar algún sistema de filtración, como el de osmosis o carbón activo que eliminan malos olores y ayudan a reducir la dureza del agua.
- Una vez que el café esté preparado no deberíamos de volver a calentarlo.